Primero definamos que es una opinión. Opinión proviene del latin opinio que podríamos decir que es el entendimiento, el juicio que nos formamos sobre algo que nos cuestionamos. En resumen sería el concepto que nos formamos al respecto de un hecho o persona. La opinion seria el juicio interno, el veredicto que le damos internamente cuando alguien o algo nuevo llega a nosotros.
Podemos decir que existen muchos tipos de opinión, por ejemplo llamamos a la opinión pública, opinión política, religiosa etc. Estos en realidad son puntos de vista colectivos para mencionar hechos o eventos que se suceden a nuestro alrededor. Pero estas son simplemente un acopio de diferentes actitudes y posturas que representan las masas.
Con la llegada del internet, las redes sociales y demás formas de comunicación en tiempo real, podemos decir que hoy en día hablamos cada vez más de conceptos, ideas, y todo tipo de temas importantes en las ciencias sociales. En ellas exteriorizamos lo que pensamos, tomamos actitudes que pueden ser positivas, negativas o hasta tóxicas acerca de un hecho o evento. En pocas palabras, ofrecemos al mundo nuestra opinión.
Sin embargo, a la opinión que me quiero referir en este artículo es más bien a la que nos formamos individualmente, la que no necesariamente damos a conocer y que guardamos en nuestro interior y no exteriorizamos no importando cualquier tipo de excusas que nos digamos a nosotros mismos.
Nuestra opinión la forman los pensamientos que son fruto de nuestras vivencias, nuestros conocimientos, nuestras habilidades, nuestros sentimientos y experiencias que obtenemos en nuestro camino por la vida. Además, nuestra opinión se ve afectada por factores tanto internos o externos como nuestro carácter y personalidad así como el ambiente en el que nos desenvolvemos.
Cuando algo nuevo llega a nosotros debatimos internamente acerca de las posturas que tomaremos al respecto, en otras palabras, nos formamos una opinión. Por ejemplo, como “la primera impresión”, la que tenemos cuando conocemos a alguien. En ese entonces nos fijamos en nuestra mente una postura acerca de él o ella basada en nuestra interacción o falta de. Esta puede ser positiva o negativa pero la percepción que tenemos al momento de conocerla será única y en ocasiones un poco difícil de cambiarla. Una frase que creo representa lo que quiero dar a entender es la que dijo el famoso dramaturgo y novelista irlandés, Oscar Wilde: “No existe una segunda oportunidad para una primera impresión”.
No importa a qué tema nos refiramos, donde estemos o quien sea nuestros interlocutores, todos tenemos nuestra opinión al respecto. Nuestra opinión puede o no estar de acorde a la de nuestros allegados, familiares o incluso a la sociedad en general pero todos contamos con una.
El principal objetivo de escribir este artículo es que, con el paso de los años me he dado cuenta que; aunque así lo pensemos, nuestra opinión no es equivocada.
En estos días, debido a tantos factores externos con los que nos vemos bombardeados creo que muchos de nosotros decidimos nunca revelar nuestros sentimientos y opiniones porque pueden ser contrarias a las expresadas por los demás. Queremos evitar ser rechazado o simplemente ser visto como un bicho raro, al fin y al cabo, el clavo que más sobresale es el que es martillado primero.
Hay muchas personas a nuestro alrededor, especialmente los extrovertidos que no les importa decir lo que piensan inmediatamente que lo hacen, esos que parecieran no tienen filtro entre lo que piensan y lo que dicen. Estas pueden afectar directamente nuestra forma de pensar y por ende nuestros puntos de vista.
Las personas extrovertidas, debido al ruido que hacen al hablar muchas veces las almas tímidas que quisieran decir algo al respecto callan ya que piensan que sus opiniones al ser contrarias a los del grupo serán criticados o ridiculizados.
Lo que nos limita creo es el miedo a equivocarnos, pensamos que equivocarnos no es propio de las personas exitosas o capaces. Pensamos erróneamente que son los demás quienes están en lo correcto algo que no necesariamente sea cierto.
Debo confesar que también he sido culpable de estas actitudes; en varias ocasiones me he visto reacio a exteriorizar lo que pienso y en muchas tantas más he llegado a decir algo contrario a mi verdadera opinión para evitar ser rechazado o criticado. Sin embargo, en ocasiones con el paso del tiempo me he dado cuenta que mi postura en esos momentos fue la correcta, estuve en lo cierto.
El mensaje que quiero enviar al escribir este artículo en ningún momento es incitar a decir siempre lo que pensamos como lo hacen los extrovertidos o extremistas. A lo que me quiero referir es quizá lo contrario, que nos demos cuenta que por el hecho de contar con una opinión y que esta no esté de acorde a la que tienen los demás no significa que estemos equivocados. Más bien, en muchas ocasiones nuestra opinión será la correcta.
Somos humanos, somos seres imperfectos, es por ello que debemos entender que nuestros interlocutores también son humanos y por ende también son imperfectos. Tenemos que llegar a entender que no debemos cambiar nuestro punto de vista solamente para quedar bien con los demás.
Lo más saludable que podemos hacer es: si lo que pensamos es contrario a lo que piensa la mayoría, debemos entonces callar y guardar nuestra opinión en nuestro interior. Con el tiempo veremos si estas posturas eran las correctas o no.
Debemos confiar en nosotros mismos y evitar ser manipulados por otras personas o por factores externos. Saber que nuestra opinión cuenta y puede ser la correcta.
Al decir esto tampoco quiero menospreciar la opinión de los demás… es decir, ellos también tienen su opinión y también es válida.
Gracias
Mr Akashico